Y por qué no?

Esta pregunta es la que más escucho en la consulta, los talleres con padres y en el diálogo con amigos… Por qué no comprarle si puedo hacerlo?…Por qué no protegerlo si puedo hacerlo?… Por qué dejarlo llorar si puedo evitarlo?…Por qué no voy a intervenir si para eso estoy?…y un sinfín de aplicaciones a situaciones cotidianas en la que los papás resuelven el dilema diciendo “y por qué no”, sin encontrar realmente una razón que sirva de respuesta…

El problema claramente no es si está bien o no proteger, o si es adecuado calmar un niño que llora e incluso regalarle a los hijos cosas que les gustan…el problema es no lograr encontrar criterios educativos que ayuden a saber la dirección con las que buscan educar cada familia a sus hijos.

El desafío es encontrar las respuestas al “por qué no”, para saber por qué si…o si conviene decir que no en esa ocasión en aras de un bien mayor para los hijos.

Si el niño está llorando porque quiere algo y confunde el querer con el necesitar, y como padres la única alternativa es preguntarse en ese momento” y por qué no”…la respuesta estará recortada por la pregunta. Quizás sería más rico preguntarse: Conviene? Y conviene en este momento? Qué aprenderá si le digo que sí? Qué aprenderá si le decimos que no?

Cuando el hijo está atravesando una situación que le supone dificultad (académica o de destreza motora por ejemplo), muchos padres tienden a intervenir demasiado pronto…es el momento de preguntarse en lugar de “Y por qué no?”,  qué pasaría si no intervinieran y dejaran lidiar con la dificultad a sus hijos?

Una vez más el camino requiere cercanía para poder cambiar las preguntas que nos hacemos como padres. Tiempo afectivo para escuchar si lo que los hijos plantean es un capricho o una necesidad. Tiempo y cercanía para ayudarlos  a discriminar entre lo uno y lo otro y enseñarles a escucharse a sí mismos cuando sienten un capricho (con la urgencia que sienten en sus emociones) frente al planteo de una necesidad (que tiene otro tenor emocional y que requiere de cierta evaluación de posibilidades aún siendo pequeños)…Tiempo para pensar las respuestas ante las dificultades, tiempo para pensar  cuál es la mejor respuesta o acción para cada hijo en cada momento.

Y  si, si estás pensando qué difícil darse tiempo…es señal de que vas entendiendo que es el recurso esencial para educar, el más importante, el más escaso y por eso mismo, el regalo más valioso para los hijos.