Todos conocemos adultos que vinieron a este mundo con una necesidad imperiosa de mantener horarios fijos, determinadas costumbres. Hay otros que si pudieran eliminar relojes serían felices…pero lo cierto es que los niños necesitan seguir una rutina para sentirse seguros y tranquilos en un ambiente determinado. Como los niños no conocen el orden de las cosas cuando nacen, es el adulto de referencia quien debe organizar su vida mediante horarios asociados a rutinas, que se concretan en actividades que se hacen todos los días de la misma manera. Que su mundo se vaya convirtiendo en un lugar predecible, lo ayuda a sentirse seguro. Dreikurs decía que “la rutina establecida da un sentido de orden del cual nace la libertad”.

Los niños que crecen sin una rutina diaria, son más difíciles de manejar a partir de los tres o cuatro años de edad.

La alimentación, la higiene y el sueño son los tres hábitos más cotidianos que los niños deben aprender.

Y  qué hacer en vacaciones???

Al fin vacaciones???!! Con frecuencia los momentos de vacaciones generan sentimientos encontrados, ya que algunos dicen que deberían continuar las rutinas y otros opinan que las vacaciones justamente consisten en no tener horario para nada…También se hace difícil gestionar el tiempo libre de los padres y el tiempo libre de los niños, y a veces esta situación genera cierto caos.

La clave es lograr flexibilidad para cambiar de rutina, armar una nueva rutina, más “descontracturada”, pero que ayude a ordenar la vida en familia. El verano es ideal para practicar actividades que en el año no las logramos y que disfrutamos mucho al hacerlas

Por ejemplo leer juntos, ordenar determinadas áreas de la casa, cocinar juntos, darles tiempo para que aprendan ciertas conductas de autonomía que – por correr durante el año- no las intentaron hacer solos: atarse los cordones, ir al baño e higienizarse solitos, etc.

También es válido un rato de pantallas, pero lo ideal es que sea compartido: planifiquen qué película pueden ver juntos y te paso varias que va a depender de qué edades tengan tus hijos: “Wonder”, “Los Increíbles 2”, “Un sueño posible”, “Intensamente”…Lo principal es no caer en la salida fácil de dejarlos sentados frente a una pantalla para que no reclamen. Todos sabemos que lo que más quieren y necesitan es la atención amorosa y plena del adulto…

Lo más divertido de las rutinas es cuando salimos de ellas y por ejemplo cenamos en otro espacio algo divertido un viernes de noche! Por eso, las rutinas de verano son un momento óptimo para que nuestros hijos aprendan de una manera ordenada y segura el valor de la flexibilidad, porque si hay algo que van a necesitar para la vida, es la flexibilidad en muchas formas, en un mundo tan cambiante como el actual.